sábado, 30 de mayo de 2009

Indignación y desasosiego María Teresa Priego

María Teresa Priego
Indignación y desasosiego
30 de mayo de 2009


Un lector de EL UNIVERSAL, al exponer su opinión, me recordó una frase conmovedora y entrañable: “(Y si no cumpliere) ¡que la nación se lo demande!”. Esta frase, que apela a la dignidad y a la honestidad, a un anhelo colectivo de lealtad, de bienestar y de justicia, resuena en los recintos más significativos de la República. Es la respuesta a un juramento. Un ideal. Un horizonte. Una utopía indispensable. Pero en la realidad: ¿quién jura (también en los casos en los que la toma de protesta implique un compromiso y no un juramento)? ¿Cuáles son sus razones (o sinrazones) para jurar? ¿Cómo llegó a ese espacio privilegiado de toma de decisiones?

¿En qué y en quiénes piensa cuando jura? ¿En los 110 millones de ciudadanos mexicanos, cada uno con sus derechos, sus obligaciones y sus necesidades? O la vastedad de sus compromisos con “la nación” se reduce al clan. A su familia, socios, “amigos” (los hoy militantes “convencidos” de las mismísimas causas, que mañana igual se destazan en público y con cimitarra). Su tribu (hay nómadas). Su partido (también hay nómadas). Sus cotos de poder. A ultranza.

¿Qué le significa “la nación” a quien jura (en términos jurídicos, políticos, humanos)? ¿Cuáles son los mecanismos de “la nación” para “demandar”? ¿En manos de quiénes están, en un país en el que con tanta frecuencia a la ley la acomodan? La convierten en contorsionista. A escondidas. O rodeada de reflectores. No importa. De escándalo en escándalo, no pasa demasiado.

Escuché en Reporte Índigo la conversación de Virgilio Mendoza, panista converso. No sé si grabada por un periodista o por un traidorzuelo que denuncia a otro: imita la voz y supuestos decires de Germán Martínez y concluye ético y poético: “Y como dije un día, chingue su madre mientras sea negocio”. Corruptos. Tan increíblemente vulgares. En sus actos. En sus palabras. En su concepción oportunista de la vida.

El Derecho de réplica de Ahumada no le ha servido a nadie para defenestrar a nadie, quizá no tanto por la ética dudosa —lacrimógena y “contrita”— del testigo, ni porque sus “revelaciones” no son novedosas (aunque sí puntuales), sino porque es un pantano pluripartidista. Sí hubo complot PRIAN. Pero también Las Vegas, los “préstamos desinteresados”, las liguitas. No le creemos todo. Con la mitad basta. Madrazo publica El despojo. ¿No es esquizoide? En entrevista con Ramón A. Garza, explica: “(Tenemos) clara señal de que la descomposición política mexicana está a la luz del día”. ¿Qué habrá querido decir? ¿Que en sus tiempos de gloria ofrecía los beneficios de estar a la luz macilenta de un arbotante?

El golpe de fuerza contra los alcaldes bajo sospecha en Michoacán. Electorero o no. Si son reconocidos como culpables, habrán desfilado integrantes de todos los partidos, con las garras engrasadas por el narco.

La persona que opinó “Que la nación se lo demande” firmaba “Don Sujeto”. Esa es nuestra necesidad y nuestro derecho: ser sujetos de nuestra historia individual y colectiva, no vivirnos colocados en el papel de “objetos” que la miran pasar, la padecen. Condenados a escuchar las versiones más contradictorias e incoherentes, como si fuéramos amnésicos, menores en urgencia de custodia, “protegidos” por esos “superhéroes” de los malabares morales y verbales, para quienes casi todo se vale: “Dado el interés supremo de la nación y de los ciudadanos”, que “los guía” (¡gracias!). Y que cada tribu, cada partido no puede concebir más que hacia adentro de sus filas. Sean cuales sean los costos éticos de las componendas internas. O de las negociaciones intrapartidos.

Tantas veces no quisiera escucharlos. Los escucho. Quisiera aventar el periódico. No lo aviento. Traen entre sus manos el poder de tomar las decisiones fundamentales del país. Juegan a las vencidas. Se fustigan y se reacomodan. Reparten. Se odian en público y se citan a escondidas para negociar destinos, inmensamente más vastos que ellos mismos. Se dan palmadas en la espalda —exageradísimas— como prueba de solidaridad y acuerdo, y el aporreo rítmico suena a tambores de guerra. Son “la clase política”. Nos representan. ¿Nos representan? ¿Quiénes (según las elecciones políticas de cada uno de nosotros)? ¿Por qué los miramos —tan ajenos casi todos— posando en su estratósfera? Impunes. Cuando la mayoría de ellos nos cita a nosotros, los ciudadanos, ¿de quiénes hablan? “Sus” imaginarios “ciudadanos”, más cercanos —en sus palabras— a la “masa” y a la serie que a la noción de ciudadanía concebida como una colectividad de individuos pensantes y actuantes.

Decimos que se pierden en “la guerra sucia”. ¿Habrá de otras si es guerra? Beatriz Paredes “invitó” a Germán Martínez a un debate de ideas. Que Martínez aceptó. Qué bueno que ella sí esté dispuesta a debatir con un “muchacho pendenciero”, y que él acepte hablar con “las Paredes”. La fuerza intelectual, la ética, la experiencia, el compromiso, la madurez política no se pregonan. De un lado o del otro. Se demuestran. Cada vez. Y un debate no es una oportunidad despreciable. Jesús Ortega solicitó participar. Martínez le respondió que no. ¿Y por qué no? Si en términos de posiciones es el par de ambos. Es un debate “de cara a la nación”, no un club VIP que excluye a socios non gratos.

Desasosiego. Indignación. Impotencia. Katia D’Artigues en su blog proponía sumarse a un acto de rebeldía ciudadana organizada y masiva: el llamado a votar en blanco. Habrá que pensarlo. Pero ¿qué podría venir después? Decenas de miles de votos que se contarán como anulados. El que gane por tres votos igual gana. Agradecerá radiante “a esas mayorías que me eligieron y a las cuales me debo”. Aplausos. Pero ¿qué sucede con los ciudadanos que —como lo han expresado— no soportan la idea de votar por ninguno de los candidatos? ¿El menos peor? ¿O voto en blanco?

“No amo mi patria. /Su fulgor abstracto es inasible. /Pero (aunque suene mal)/ daría la vida/ por diez lugares suyos, / cierta gente,/ puertos, bosques de pinos,/ fortalezas,/ una ciudad deshecha,/ gris, monstruosa,/ varias figuras de su historia,/ montañas/ y tres o cuatro ríos”: José Emilio Pacheco. ¿Qué podemos hacer juntos ante las elecciones? Por todos esos contenidos de “la patria”, que nos urgen. “Nosotros”, los ciudadanos desfulgurados, concretos y asibles. Los que amamos a cierta gente, ciertos ideales. Ciertas esperanzas impostergables, tantos derechos que no existen más que en la letra, tantos horizontes de bienestar posibles y ciertos ríos. Los que amamos nuestro “nosotros”. El de la vasta comunidad humana —tan diversa— que conforma la “nación”. Nos toca. ¿Cómo? “Demandárselos”.

Escritora

jueves, 28 de mayo de 2009

QUE EL VOTO NULO SIRVA DE ALGO

Que el voto nulo sirva de algo - Ricardo Salazar- Salivita - Público Milenio - 27 de mayo 2009

Pues sí, este asunto del voto nulo se pone divertido. Si las cosas siguen como van, es posible que ésta elección pase a la historia como la que ha tenido más votos anulados de forma intencional, conciente y reflexionada. La gran pregunta ahora, ya no es si votar o no votar nulo, sino si anular servirá de algo.

Y la pregunta ya no es votar nulo porque según algunas encuestas como la de Grupo Reforma, para casi 30 por ciento de los electores, que sí piensan ir a votar, está claro que anularán su voto (37 por ciento según el sondeo online de Público-MILENIO). Ya lo decidieron. Y si así fuera, la consecuencia natural en una sociedad madura y democrática sería que su gobierno y los partidos entraran en crisis y comenzará un proceso de reflexión sobre por qué no convencieron a 30 por ciento o 37 por ciento que votó nulo y por qué no convencieron al casi 60 por ciento que no fue a votar. Y entonces realizar una serie de reformas encaminadas a legitimar los puestos de elección que incluyera candados como que un gobernante sólo puede llegar a la grande si tiene la mitad más uno de los votos, o que si hay más votos nulos que válidos la elección se anule, o mecanismos como la segunda vuelta. Pero seamos claros, eso no va a pasar. A nuestro sistema de partidos le conviene que las cosas sigan como están, porque basta convencer a una mínima cantidad de electores para llegar al poder, gobernar con sus cuates, hacer comparsas con los de enfrente y gastar un presupuestazo. El mejor ejemplo de ello es Felipe Calderón que con 15 millones de votos, que representan sólo 35 por ciento de 59 por ciento de los 78 millones de ciudadanos que integran el padrón electoral, gobierna a 106 millones de mexicanos.

Por eso es que eso de ir a votar y anular el sufragio se queda chato. Porque es cierto, ese día, y tal vez los posteriores, se hablará mucho de ello, se dirá que es un mensaje de la población en contra de los partidos, en contra del sistema. Un grito del tipo ¡que se vayan todos! en Argentina. Un escupitajo de desprecio. Y si se llega a más, se dirá que es un gran fracaso a la democracia, que se minó el apoyo popular a las instituciones que tanto trabajo le ha costado construir a este país con lágrimas y sangre, y cosas por el estilo. Pero de nada servirá si no se crea una base social de presión. De nada servirá si el movimiento de anulación no se plantea como un punto de partida. Porque los partidos políticos, con su piel tan gruesa, están muy cómodos con un sistema tan pinche como el que tenemos.

Por fortuna, algunas organizaciones están dejando la actitud rabiosa y se han propuesto dar el siguiente paso. Han armado una estrategia para que el mensaje del voto nulo el próximo 5 de julio sea claro y para que no se quede en el olvido del recuento y el porcentaje. Su propuesta es muy interesante. Plantean que en lugar de sólo anular el voto, tachándolos a todos o poniéndoles un sonoro: “¡Chinguen a su madre!” o un no menos lindo: “¡Púdranse pendejos!”, los electores escriban en la boleta las razones por las que han decidido no votar por ninguno de los partidos políticos que ahí aparecen, es decir, votar por una consigna. Ellos proponen cosas como “Por un gobierno diferente”, “cero tolerancia a la corrupción”, “por diputados que sí nos representen”, “por gobiernos transparentes”, “por partidos que nos respondan”, etcétera.

Antes de ir a la urna, piden hacer un acto de reflexión en dos sentidos. Uno, revisar las propuestas de cada uno de los partidos y estar convencido de que ninguna de ellas responde a sus intereses. Dos, revisar los perfiles y propuestas de los candidatos y estar convencido de que ninguno le representa. Y entonces, y sólo entonces, anular el voto. ¡Ah! y se vale también hacerlo de forma diferenciada, es decir, si para diputado local o para alcalde sí tengo un candidato que me llene el ojo pero para diputado federal no, pues voto por los dos primeros y el tercero lo anulo. Este es un buen ejercicio de ciudadanía. Votar con razones, con conciencia. Por eso, éste movimiento se llama Voto con Sentido.

Y ahora lo más interesante de la propuesta: ¿Quién nos garantiza que los votos nulos serán respetados?, ¿quién, si los propios institutos electorales cuyos integrantes pusieron los partidos y en algunos casos como el de Jalisco, son o han sido socios en negocios particulares de sus militantes, se dedican desde ya a descalificarlos?, ¿quién, si el Tribunal Electoral acaba de aprobar que si está claro que predomina en una casilla el rayón del voto nulo se puede tomar como válido para el partido señalado? Pues los ciudadanos, los mismos que están promoviendo la anulación del voto.

La Red de Ciudadanos por un Voto con Sentido propone, y de hecho ya lo está haciendo en varios estados, registrar observadores electorales ante el IFE y los institutos electorales locales que estén en las casillas el día de la elección, sobre todo en el momento del recuento de los votos para que ellos den fe de que se contaron bien (y si no, que lo denuncien públicamente), sobre todo los nulos y de paso lleven un registro de lo que puso la gente en las boletas para que quede claro por qué se decidió a votar por ningún partido y hacer un vaciado estadístico y geográfico para que ese abstracto “¡que se vayan todos!” tome forma y se convierta un “aquí fueron reprobados por corruptos”, en un “allá les ponen tache por falta de transparencia” o en un “aquí no, por ser comparsa del narco” y con esos datos entonces sí exigir resultados concretos y reformas.

Un ejercicio ciudadano participativo como este, que pase de la rabieta a la acción y lo proactivo hará que el voto nulo del 5 de julio no sea una anécdota más y sirva de algo. Ojalá que los que promueven el voto nulo en Jalisco se unan a la red y registren observadores electorales. Todavía hay tiempo, el plazo vence el 31 de mayo.

"UNA GRAN CRISIS PRODUCE UN GRAN CAMBIO"

Y llegamos a la gran crisis pidiendo el cambio a gritos. Es verdad que los votos nulos servirían para dar apoyo a un partido chiquito. El problema es ¿cuál?. Realmente ninguno me representaría plentamente ya que una vez instalados en su curul lo único que sabrán hacer es acuerdos debajo de la mesa. Es bueno ir pensando lo que sigue después de una anulación masiva.
Deberíamos exigir un lugar en las casillas para contar los votos nulos.
Deberá haber sitio para los candidatos ciudadanos.
Deberá haber la Ley de Revocación de Mandato.
Deberá haber una Ley ciudadana para que nos rindan cuentas claras.
Es mucho lo que necesita cambiar nuestro sistema. Por lo pronto mientras más seamos los que le entremos a la anulación, mejor.

miércoles, 27 de mayo de 2009

lunes, 25 de mayo de 2009

Tache al sistema...

Anular el voto...

La semana pasada escuché la respuesta de Ramírez Acuña sobre el movimiento de anulación del voto: "es un grupúsculo". Así nomás. Y ese es el problema. La soberbia, el cinismo con los que se desenvuelven estos grillos. Y por otro lado estamos nosotros, el grupúsculo, que quincenalmente pagamos sus sueldos para que ellos y sus familias vivan confortablemente y lejos de la crisis. Unos pagarán más impuestos, otros menos, pero al final todos los sostenemos. Y lo interesante es que en ese todo caben los que votan, los que anulan el voto y los que no votan. Todos. No importa que yo haya votado por el candidato que no ganó el puesto, porque mis impuestos irán a pagar la quincena del ganador. Yo le diría a este señor que no muerda la mano que le da de comer, que sólo necesita un poquito de conciencia para darse cuenta que TODOS lo mantenemos.

domingo, 24 de mayo de 2009

YouTube - videoprotesta elecciones 2009

YouTube - videoprotesta elecciones 2009

YouTube - Los Hijos de la Malinche Sin Censura: Votar o Anular: debate universitario

YouTube - Los Hijos de la Malinche Sin Censura: Votar o Anular: debate universitario
Si estás cansad@ de los políticos, de sus partidos, si tienes dudas sobre lo que harás con tu voto el próximo 5 de Julio, puedes unirte al movimiento ciudadano para ANULAR el voto, a favor de la dignidad y por el hartazgo de ver la soberbia y la incapacidad con que se conducen estos sujetos.
Porque ya estamos cansados de pagar salarios tan altos por el nulo trabajo que desempeñan y por
tantos motivos que puedas tener. Aquí puedes dar tu opinión.