sábado, 18 de julio de 2009

Asamblea Democrática Ciudadana | Ediciones Impresas Milenio

Germán Petersen

2009-07-18•Al Frente

De todo nos llovió a los anulistas durante las campañas electorales. Antidemócratas, antipolíticos, autoritarios, contrainstitucionales, demasiado diversos, no propositivos y desorganizados, fueron sólo algunos de los muchos calificativos con los que se nos señaló peyorativamente. A tan sólo trece días de las elecciones, anulistas y no anulistas sostendremos hoy la Primera Asamblea Democrática Ciudadana en el ITESO. Aun sin pretender contravenir a nuestros detractores, el fluir mismo del movimiento ha mostrado que las críticas que se nos vertieron hacen poco honor a la realidad.

Nuestro proceder deviene de una convicción profunda: la necesidad que tiene la democracia mexicana de ser profundizada y de ser orientada hacia modelos más participativos de hacer vida en sociedad. De ese deseo surge la Asamblea y, con ella, la actitud resuelta de dejar atrás cómo sufragó cada quien el 5 de julio y mejor pensar en cómo vamos a renovar la democracia mexicana.

¿Antipolíticos, antidemócratas, contrainstitucionales, y autoritarios? Los anulistas, junto con otros muchos ciudadanos activos anulistas, estamos intentando replantear el funcionamiento actual de las relaciones de poder, lo cual nos hace políticos; entre todos, buscamos repensar la democracia representativa actual y luchamos por agregarle mayores elementos de participación ciudadana, lo cual nos hace demócratas; tomamos decisiones en forma de Asamblea y soñamos con incluir en la misma a todos los ciudadanos activos, lo cual nos vuelve no sólo no autoritarios sino antiautoritarios.

¿Diversos, no propositivos y desorganizados? Diversos, sí, y eso es una enorme ventaja siempre y cuando gestionemos, tal como intentamos hacerlo hoy en día, adecuadamente la diversidad. La capacidad para proponer inteligentemente y la capacidad de articulación, quizá el par de elementos más importantes, son ya una realidad incipiente. Basten como ejemplo los acuerdos de la Primera Asamblea del Voto Nulo: democracia participativa, mejores pautas para la representatividad, reducción de recursos a los partidos, etcétera.

Con esta Asamblea, deja de ser importante quién anuló y quién no. Lo verdaderamente relevante es quién cree en una democracia más participativa y quién no, quién está dispuesto a trabajar por ella y quién no. En suma: quién se conforma con esto que tenemos y quién, soñando, quiere alcanzar algo diferente. Aquí estamos y aquí seguiremos, le guste a quien le guste y le pese a quien le pese.

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