sábado, 4 de julio de 2009

Mañana sí, pero también el día siguiente... | Ediciones Impresas Milenio

Mañana sí, pero también el día siguiente...
Augusto Chacón

2009-07-04

En los corrillos de intelectuales, los que atisbamos a través de los medios impresos y de algunas emisiones radiofónicas, se dice con soltura: el movimiento del voto nulo animó la discusión pública; algunos afirman que colocó temas en la agenda nacional, otros que inclusive llevó a los partidos a modificar su discurso. No significa que todo lo que se escribió o dijo haya sido favorable a los anulistas, fue un debate en el sentido amplio. Tanto que dan ganas de festejar: fue la posibilidad de una interlocución polifónica con el poder, así fuera contra su voluntad. Los candidatos a la presidencia municipal de Guadalajara, Salinas y Sandoval, en orden alfabético, hace días reconocieron que el crecimiento del propósito de anular el voto era una alerta para todos. La iniciativa rendía frutos, qué bien, pensamos más de uno, pero…

En ésas estábamos cuando la peor pesadilla de la vida institucional de Jalisco cobró vida: luego de dos meses, el Congreso volvió a sesionar y su pernicioso influjo llevó a los muertos vivientes, el Itei y la Comisión Estatal de los Derechos Humanos (CEDHJ), a salir de sus tumbas para recordarnos que todo está aún por hacerse, que los diputados y gobernantes y funcionarios son inmunes a cualquier señal de inconformidad de los ciudadanos, que ni los imperativos electorales son capaces de atemperar su codicia, tampoco son incentivo suficiente para llevarlos a tratar de simular un poco de inteligencia.

Sí, en Jalisco la realidad de la política infame es tenaz, el ensueño ciudadano adquiere la calidad de alucinación cotidianamente porque no es extraño leer cosas como: “El presidente de la CEDHJ, admitió que él ordenó el cierre del ingreso a las instalaciones [de la Comisión], que el tono del discurso de las activistas [mujeres de la Agenda Feminista Jalisco] que convocaron a una ‘audiencia pública’ era ofensivo e irrespetuoso de antemano,”; o como esta otra: “Aunque la decisión sobre el nuevo presidente del Instituto de Transparencia e Información Pública (Itei) se dejó a un sorteo, no fue un asunto de suerte. Tres funcionarios que participaron en el proceso, incluyendo un diputado local, confirmaron que en las urnas sólo estaban los nombres de quienes fueron electos como titular y suplente. Incluso, un funcionario del Congreso del Estado dijo que hubo un error, porque se mezclaron las papeletas y aunque se buscaba que Esteban Garaiz Izarra saliera como titular y Jorge Gutiérrez Reynaga como suplente, sucedió al revés.”

No nos engañemos. Aunque es evidente la inconformidad por la manera en que se manejan los partidos y éstos a la política, muchos de los profesionales de ella no están enterados, porque no leen, porque sus referencias éticas y profesionales son ellos mismos y sus líderes partidistas; el resto de la sociedad es prescindible, un zumbido del que se libran dando un manotazo. El dizque ombudsman de los jaliscienses entiende por institución: conjunto de ladrillos, ventanas y muebles del edificio que ocupa su oficina; los diputados se hacen fraude a sí mismos y a nosotros como impelidos por una inercia incontenible, y se lo hacen mal, en una de las jugarretas más deleznables que hayamos visto, y vaya que…. ¿Algún tipo de acción electoral podrá variar su comportamiento, su lectura de la realidad? (Abstención, anular, elegir partido, obligar a los candidatos a firmar sus compromisos ante notario…) No.

Luego de la tinta que ha corrido, de cuántos intelectos debatiendo sobre el voto nulo, sobre el sufragio como potencial comunicador de mensajes diversos; que si es útil, que si no, que reelección de legisladores, reducción de diputados… enojo puro, y estamos como hace un año, dos, como hace tres. Ni el voto con cualquier apellido o la opinión pública o los niños muertos en Hermosillo pueden mellar la armadura de cinismo y estulticia que cubre a la mayoría de los servidores públicos, legisladores y gobernantes.

Votemos por quien votemos o al hacerlo sin elegir a nadie, no perdamos de vista que sufragar es apenas uno de los mecanismos para afirmar la voluntad por la democracia y que, a pesar de los partidos y los diputados jaliscienses, las urnas siguen siendo un buen asidero para la esperanza. El resto está en el día a día, en la mirada incesante que debemos posar en la política para que el poder público se emplee en beneficio de la comunidad entera.
abenavides@milenio.com


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