¿Por qué anular el voto?
15-junio-2009
El genuino y espontáneo movimiento ciudadano que se gesta y tiene como principal bandera la anulación del voto en los comicios del 5 de julio es más que una manifestación de hartazgo, descontento y hastío hacia la clase política. Es, por el contrario, la muestra de que existe una franja de ciudadanos dispuestos a plantear ideas y propuestas de altura para contribuir así, al fortalecimiento de nuestra endeble democracia.
Quienes nos hemos pronunciado desde hace meses por anular el voto somos, en su gran mayoría, ciudadanos sin partido que no nos sentimos representados por partido político alguno y a quienes nos resulta insostenible seguir siendo cómplices de un sistema que margina a la sociedad civil y por tanto, nos negamos a continuar votando por el menos malo de la mediocre gama de candidatos que la partidocracia nos presenta en cada proceso electoral.
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Anular el voto no es mostrar indiferencia.
Anular el voto es manifestarnos para exigir un cambio; es señalar que queremos una nueva forma de hacer política; es expresar que reclamamos partidos que rindan cuentas a la sociedad; es hacer notar que no toleraremos más una partidocracia que excluya a la ciudadanía; es protestar en contra del monopolio que los partidos políticos ostentan para postular a candidatos de elección popular; es exigir que se abran las candidaturas ciudadanas e independientes; es demandar la reducción de diputados y desaparición de senadores plurinominales; es protestar contra el escandaloso gasto público que los partidos, desde el Congreso, se asignan a sí mismos; es hacer latente la necesidad de instaurar la reelección en el legislativo y a nivel municipal; es reclamar que se instituyan las figuras de referéndum, plebiscito e iniciativa popular; es manifestar que requerimos representantes que tomen en cuenta a sus representados; es señalar que urgimos la necesidad de políticos que atiendan las necesidades ciudadanas y que pedimos servidores públicos que trabajen por y para la sociedad.
Anular el voto no es un capricho. Anular el voto no es una moda. Anular el voto no es llevar la contra. Anular el voto es una decisión pensada e informada. Anular el voto es una postura valiente. Anular el voto es no permanecer impávido ante un país y una democracia que se nos va de las manos.
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Detrás de un voto nulo hay un ciudadano inconforme, activo e informado. Un ciudadano dispuesto a contribuir, con su granito de arena, a enfrentar a la partidocracia.
Detrás de un voto nulo hay un ciudadano que ha dado el primer paso y que, seguramente, esta dispuesto a seguir protestando y exigiendo.
Al final, el 5 de julio, sabremos cuántos somos. El mensaje es claro y puede resumirse en un rotundo no a la partidocracia, y un profundo deseo de sí a la participación ciudadana.
Claro, podría argumentarse y con razón, que aún con un histórico nivel de votos anulados, la partidocracia se repartirá el botín. Cierto, pero en esta democracia, votar en blanco o no acudir a la urna, es tan útil como sufragar por cualquiera. Sirve de muy poco.
Por eso el llamado es a participar, sí, para no renunciar a un derecho cívico, pero anularlos a todos, para mostrarles así nuestro descontento y hartazgo.
La fecha se acerca. El 5 de julio debemos hacernos escuchar en las urnas. Hay que dar el primer paso. No será el último ni el definitivo, sin duda, pero no parece haber otra forma de manifestar nuestro enojo. Que la partidocracia nos escuche. La próxima elección parece ser el inicio de un camino que buscará el empoderamiento ciudadano frente a la clase política. El trayecto será tan largo o corto como deba serlo. Y a partir del 6 de julio, tendremos que empezar a construir un gran movimiento nacional que ponga sobre la mesa las legítimas demandas ciudadanas que nos unen.
¿Ustedes cómo la ven?
Vengan sus participaciones.
Buen día Manuel, dejaste perfectamente claro el asunto. Todo eso es lo que demandamos los movimientos de anulación del voto. Reconozco la nulidad de anular el voto en relación a como funciona el sistema electoral actualmente, pero también reconozco mi derecho a actuar con dignidad y decidir razonadamanete anular mi voto. Entiendo que hay riesgo con el 'voto duro' tan aceptado, pero también creo que está sobre-valorado dicho voto. Hay muchísima gente dentro de los sindicatos que no votarán por quienes se les pida, simplemente porque quieren un cambio también. Por mi parte, creo que ya hemos ganado mucho todos al debatir públicamente el sentido del voto y las reformas que serán necesarias para que los ciudadanos participemos más y los políticos puedan contar con nuestra confianza. Un Saludo a todos, aunque voten por quien quieran. yoanulomivoto.blogspot.com
Enviado por Ana Isabel - 15-junio-2009 a las 11:44
Acerca del autor
Manuel López San Martín
Actualmente es presidente de Construyamos Un Mejor País, asociación civil que busca el fortalecimiento de la ciudadanía frente a la clase política y analista en los espacios Informativos de Proyecto 40. Además, colabora en Radio Fórmula, W radio y el semanario emeequis.
Publicado en el blog de el Universal hoy 15 de junio de 2009
lunes, 15 de junio de 2009
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